jueves, 20 de octubre de 2011

Las personas somos absurdas,
el miedo
las sonrisas furtivas
un codo pelado

esta irrealidad pegajosa

domingo, 16 de octubre de 2011

el agua



La palabra sólo es palabra cuando sangra,
y así ensangrentada y moribunda ha de fundirse con
el hueco sobrante entre anatomía y anatomía.
Una palabra que no sangra no merece ni ser pensada.

Y ahora,
este bloqueo del verbo en la garganta,
una putrefacción del hambre que empezó en el meñique
y acabó royendo la corteza cerebral.
Yo alabo los sonidos orgánicos que surgen del roce del hueso
con el mundo. Es un milagro poder babear y no ser capaz, sin embargo
de fotosintetizar la luz. Me encanta ser mamífero y no vegetal.
Los paisajes bucólicos, y la ballena varada,
los tristes, las sardinas, los fluidos vivos:
considero sagrado todo aquello que produce hedor.

Pero, estos vocablos ahora son peludos.

Me siento insana,
arrancaré el cuerpo del pensamiento con cierta perplejidad ,
pues, nadie me ha enseñado a no ser.
Quedarme calva o desnuda
para poder, finalmente,
esquilarle el vello a la palabra.