Tu tierra húmeda me invita a ser mamífero.
Mezclar agua y jabón y lavarnos la cara.
Y partirnos con los dientes el pan de cada día
en una madriguera con olor a tomillo
y que la sangre hierva en la olla
y que el riñón filtre narcóticos
y que la piel sea la manta de nuestras crías.
Rezar en posición fetal .
Es que no concibo otra manera, mi amor.