Manga por hombro,
y hombro redondo por tirante roto.
Tirante descosido por pasión repentina,
pasión alocada descontenta y contenida,
así se desintegra la mente masculina.
Desgarro de telas ausentes
que molestan a la hora de amar.
Más carnes que huesos
que se ciegan para poder mirar.
Y amor sucio,
qué bien sientas a la razón.
Caramelos con sabor a pezón.
Deslices ortopédicos
de esos que dan asco
de esos que dan miedo.
Yace la rosa enlutada
desde que el mar es cielo
y la moral es desmoralizada.
Yazco yo, indolora,
desde que tú eres polvo
y la soberbia es soñadora.
Deslices maquiavélicos
acompañados de torturas
y de besos famélicos.
Manga por hombro
y hombro ahuecado por tul rasgado,
no hay nada más bello que un falo azulado.
Sujetadores indecisos y calzoncillos fugitivos,
nada más etéreo que los señores lascivos.