jueves, 11 de febrero de 2010

Lírica no apropiada

Echo de más a tus ausencias,
tan aburridas, tan intocables,
tan pervertidas.

Paupérrimo desierto,
paupérrima agonía.
No hay flores, no hay oasis,
no he sanado todavía.

Es veneno tan manido
esto del desamor.
Cuchillo recurrente
de los días sin color.
Susurran los ojos
que no hay camino,
que no hay dolor.

Echo de más estos silencios.
Los desatinos ya se han podrido,
huele tan mal desde ese día.
Se reblandecen los rebordes
del tedio disfrazado de alegría.

No hay castigo peor
que la humedad reminiscente
que se pega al corazón.
Dicen que la venganza
sabe a mango y a limón.

Ya no sé si aún te quiero
o si es a esta corrosión a la que amo.
No sé si hay sol ahí fuera
o si estos versos son en vano.
No tengo muy claro
que si tú pierdes, yo gano.

Echo de más a la mediocridad
que acompaña los días de luto.
Luto rosa, luto verde, luto rojo.
Aurícula ciega y ventrículo cojo

No hay comentarios:

Publicar un comentario