viernes, 20 de julio de 2012

Esto perfectamente podría ser la luz



Quiero que me agarres por un pie y me agites, recoloques así todos mis músculos en su               posición inicial. Relajar los huesos. Me abro de piernas en el limbo y algo ocurre: los bebés flotan como monedas, como nubes de carne blanda,

Yo nos disparé furiosa y lo volvería a hacer, es así:  “te quiero a poros” y es así, y en una sola frase se enclaustra la masa concurrida por miles de dioses, politeísmo a ultranza. Dioses que se superponen, dioses con afán protagonista, dioses con pretensiones de primera vedette.

Te quiero por un descuido de los astros, un estornudo en la galaxia: MENTIRA, eso es literatura de folletín. Cerveza en un chupito. CASPA. 
Te quiero sin la serenidad que creeré que me darán los años. O los polvitos blancos, en el mejor de los casos. 

tierra maciza

basta con dejar ir la ira del amor
una libélula coja, con una sola ala, una libélula tuerta
como si amar fuese eso ¿no? un sacrilegio entre tanta idiotez. el punto de reposo del absurdo. 
chupar la luna como un caramelo. Claro. como si amar fuese eso. deshacer un nudo marinero con los dientes   , bracear hacía la superficie porque me ahogo , porque el agua salada me bloquea los pulmones, me raspa la traquea, los peces me muerden los pies. Sí, amar es eso. Como si fuera eso. Alzar el barro en el altar, crucificar una flor y deshojar la rueda de un tractor castizo. Es eso, simplemente eso. abrirse en canal y dejar que entre el río. un río de cloaca. La alcantarilla es el refugio. Basta con nutrir de saliva la otra lengua. abrazarse a un trozo de madera, mancharse las manos de orégano. cantidades industriales, cantidades inconcebibles para el ser humano, como para hacerle una paella a una jauría de estrellas fugaces que acaban de cruzar el Sáhara. Finjamos que el amor no es una piedra pidiendo clemencia, una piedra suplicando ser lanzada con triple salto a un laguito azul de aguas turbulentas.  Una piedra abstraída, flotando en la nada. La nada, que también es un síntoma. Como si el amor fuera eso, un lunar congénito en el tabique nasal.
basta con separar el olor de la materia, dejar ir la cosa y quedarse con su efluvio. el amor es eso. 

jueves, 19 de julio de 2012

un poco el mesías

Y así es como llega el cielo, envuelto en papel de periódico. Un cielo caducado alejado de misticismos y teoremas, un cielo sosegado. Un cielo tibio de andar por casa, un cielo anciano y limítrofe y angustiado. Un cielo chorreante e indoloro. Un cielo que imita a un corazón de vaca recién extirpado.  Regocijado en su materialidad. 
Pero, espera, no hablo del cielo de arriba, no el cielo rey, la corona de espejismos azules. Dios me libre. No, qué va. No hablo del cielo que nos aplasta, donde espera la lluvia. No hablo del cielo de tortícolis, en ningún caso hablo del cielo de ojos bizcos.                                                        
Hablo del cielo de la entraña, ese cielo como código de barras 


El lenguaje no me sirve. Perdón. Al lenguaje no le sirvo. 


Me abrieron el cerebro como una naranja y justo en el hipotálamo metieron el cielo. Me abrieron el cerebro y doy gracias. El cielo me evoca potaje, aunque en mi vida haya tolerado el potaje.  


Y así es como llega ese cielo, envuelto en papel de periódico. Llaman a la puerta y ahí está, hermoso. Es el cielo envuelto en papel como un corazón de vaca, como un trozo de algo vivo. Ese cielo que reposa en el felpudo es la certeza de por sí, la certeza en sí misma, la certeza por antonomasia. Es un cielo intrínsecamente cierto sin necesidad de referencia alguna. Un cielo sin antítesis, sin punto de apoyo. Un cielo expósito de vínculos. 


La lengua sufre espasmos de excitación. La lengua se arrodilla ante el felpudo, ante el corazón de vaca, ante la Verdad misma. 

martes, 17 de julio de 2012

Un apunte:



cabrones, creedme, abrazadme, mi dolor es de verdad.  perdonadme 

Quiero agarrarte por los hombros y zarandearte muy fuerte y que se te caigan las cejas a causa del vaivén y que también babees.


El amor es una excusa.

El pezón es una verdad rotunda





¿Crear es
destruirse
o
Crear es
corroborar el propio ser?


sí, despedazar para gestar 

lunes, 2 de julio de 2012

8:02 AM





Fluyen los líquidos por sus conductos y el clima es cálido, las piezas, los puzles, la necesidad enferma de la unión, la fusión de las carnes y lo febril de la cópula en una mañana infernal de verano, fornicar con lágrimas en las raíces capilares, respirar los poros de la piel que me presiona el abdomen con esa coreografía aerodinámica que nos han enseñado los abuelos.
No entiendo este milagro. 

La coma de inflexión



 Lo viviente es obsesivo en esencia: es que toda la sangre necesita su referente, el punto de partida, el retorno, la seguridad del retorno, lo cíclico, la circunferencia grabada en la pigmentación, la melanina a borbotones. Es decir, la tez que se curte para arreplegarse sobre sí misma, para que fermenten los surcos del tiempo. La piel que recula camino en la cara, la piel que se achanta con la serenidad de lo caduco.
Lo viviente tiene púas y manantiales enclaustrados en bolitas de cristal. Lo viviente hiede a parca y a ataúd. Lo viviente es vómito y perfume y azafrán. Lo viviente es intrínsecamente fiebre y médula que late.

Lo viviente se hace preguntas:

¿cómo hacer del discurso
una alfombra fresca de lana?

¿cómo hacer del fonema una balsa?


¿cómo hacer del ego unas bragas?