Fluyen los líquidos por sus conductos y el clima es cálido, las piezas,
los puzles, la necesidad enferma de la unión, la fusión de las carnes y lo
febril de la cópula en una mañana infernal de verano, fornicar con lágrimas en
las raíces capilares, respirar los poros de la piel que me presiona el abdomen
con esa coreografía aerodinámica que nos han enseñado los abuelos.
No entiendo este milagro.
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