Quiero hablarte de mi vida
quiero decirte que tengo miedo cuando lo que realmente siento es asco.
Un asco ancestral, un asco profundo, un asco congénito, un asco que está
diluido en mi sangre desde antes de nacer la más primitiva de mis bisabuelas.
Pero te voy a mentir y te voy a decir que tengo un miedo frío, cuando realmente
este asco lo que me produce son calores, unos sofocos que nacen en las uñas y
se extienden hasta las pestañas pero la frente está gélida, la frente siempre
gélida, siempre.
. la vida me produce arcadas,
arcadas muy grandes y redondas. Arcadas de asco que hacen que mi cuerpo mute en
otro cuerpo más puntiaguado. No tengo miedo porque no sé lo que es miedo, pero
sin embargo podría definirte cada matiz de mi asco, cada giro en su anatomía,
cada hedor de sus colores.
estaré muerta cuando deje de sentir asco, no sé respirar sin asco, no
sé follar sin asco, no sé comer sin asco, no sé dormir sin asco, ni siquiera sé
callar sin asco. Estoy impregnada de asco.
Me sobra el cuerpo y me sobra la vida. Yo quiero estar en el núcleo ,
agarrar el núcleo con unos dientes hipotéticos, aferrarme a los pellejos del
núcleo y ganarme al núcleo y ,a lo mejor, ser núcleo y que se me quemen los
párpados hipotéticos porque no tendré cuerpo, ni párpados, ni dientes no tendré
consciencia de un yo. Seré núcleo aferrado al núcleo, núcleo endogámico que se
nutre del núcleo, núcleo rizado, bucle en el núcleo, porque el secreto del
infinito es el bucle.
quiero hablarte de mi amor, digo “mi amor”, como si dijese “mi oreja”, “mi bicicleta”, “mi
vagina” . pero no me refiero a nada de eso. Hablo del amor. quiero hablarte de
mi amor, que es igual que el resto, ni mejor ni peor, exactamente igual que el
resto. Mi amor es palpable y tiene un lugar concreto dentro de mi cuerpo, mi
amor vive en mi hígado. Es una bola bastante pequeña de carne y de núcleo. me
lo podrían quitar en un cirugía macabra si
quisiesen, aunque prefiero que me corten los brazos y las piernas y tener solo
muñones a que me arranquen de dentro mi trozo de núcleo .
quiero jurarte cosas. Me da igual el qué. quiero jurarte que me he
comido un pez vivo, quiero jurártelo con lágrimas en los ojos. quiero jurar
sobre una biblia, todo el ritual. Quiero jurarte cualquier chorrada, quiero
jurarte que el corazón me late. Jurar es tan bonito. Bonito también en el
sentido fonético: te lo juro te lo juro te lo juro te lo juro te lo juro te lo
juro . decirlo muchas veces es una
invocación a la virgen matilde. Quiero pronominalizar lo jurado: te lo juro. Así siempre. que esas dos
letras estén borrachas de euforia y de muerte, de limonada y de aguas fecales,
de génesis y de apocalipsis, la escueta realidad del mundo contenida en un palo
y un circulito: te lo juro .
quiero hablarte de la poesía más básica, de lo elemental. de esas
palabras que ya forman parte de la corteza de un cigoto. De la ingenuidad de un
microchip y de lo complejo de una nube.
quiero preguntarte por qué los fluidos son espesos y calientes, y el
porqué de este mes de mayo en este siglo XXI.