miércoles, 16 de septiembre de 2015

Un día nació un ave milenaria.

¿dónde está la conexión perdida entre la tierra y los órganos,
entre el cielo y lo sucio?
Hay algo interesante en el catecismo porque intenta, 
en su delirio, 
enseñar mediante dogmas mnemoténicos 
el significado más profundo de la vida. 
Como si dios no fuese una broma colgando de la luna. 
Un azar en la camisa. Un perrito en el desierto. 
Recuerdo aquellas noches enferma en una cama ínfima,
incubando un secreto terrible en los flujos de mi pubertad .
¿Acaso hay más verdad en un refugio de árboles que en una
tumba de Pepsis? 

siento asco, en mayor o menor medida, de todas las cosas que me rodean


es tan enternecedor ver a un gordo llorando. unos ojos minúsculos en medio de tanta piel que rebosa vida enquistada. 


Enséñame algún camino y te daré mi amor. 


un faraón venido a menos me contó que todo Egipto era una patraña y me dieron ganas de llorar porque yo andaba carente de verdades eternas, enormes, de esas que configuran un universo de tres dimensiones. 

Estoy preparada para creer en algo, lo que sea. Dame un motivo y te daré mi vida: la televisión, la podología, el flow, la tauromaquia. Some food for my soul.

Imagino toda mi piel policromada. Me imagino de madera como si fuese una estatuilla y es muy gracioso pensar como lo haría un objeto inanimado. Pensar termitas, pensar texturas, pensar relieves.

Yo estoy en mi cabeza por ello no temo la decapitación inminente. 

domingo, 13 de septiembre de 2015

La furia reseca

Estar al borde de un precipicio (de un precipicio por antonomasia)
es el momento más tranquilo de la vida porque no hay nada que perder,
ni nada que ganar, ni nada que sentir porque ya se ha sentido todo.
No quiero dar miedo. Solamente he venido a explicarme.
No pretendo abrir almas en canal, solamente he venido a explicarme.

Me he sumergido en todas las alcantarillas de mi ciudad
en busca de una especie de gurú que me ayude a entender el hedor.
He atravesado todos los hipódromos susurrando a los caballos
para atrapar un misticismo cotidiano que mantenga mi diafragma liberado.
He mirado a través de todas las mirillas para ser llamada observadora.
No hay manera de alcanzar la ansiada paz mediante mecanismos de fricción,
ni juegos de artesanía literaria, ni mantras tibetanos.

No he venido a defenderme.
pues me abstengo de mí misma.
No he venido a acariciarme,
pues dimito de mí misma.
No he venido a perdonarme,
pues finiquito,
finalmente,
mis presencias.

Un momento, por favor. No he venido, ni siquiera, a explayarme en lamentos categóricos.
Es verdad que existen en la historia ciertos momentos de desgarros metaexistenciales, desgarros del tiempo y del espacio, desgarros universales y ancestrales de los cuales es imposible emitir un juicio, porque los vocablos humanos aparecen en estos casos como perritos castrados con un lacito turquesa en lo que hubo sido el aparato genital.

la paz es un dinosaurio rotundo que se despereza.

En este ambiente entumecido hay el tallo de una flor flotando cerca de la lámpara.
¿Dónde ha quedado la decencia?
Me empeño en protejer los trozos que me conforman,
Mantengo intacto mi instinto de supervivencia, soy, en definitiva, una buena hija de mi raza humana, de todas las razas vivas.

visualizo mi muerte como un baile de escobas.


lunes, 7 de septiembre de 2015

El problema de los universales en un mundo medieval

Aquí estoy
empapándome de las nuevas modas,
de los nuevos medios,
de mis cien mitades.
Pero, por lo visto, soy impermeable.
Estoy hecha de chubasquero y me lluevo encima y no me mojo
y me trueno encima y constantemente me electrocuto.

¿dónde pastan tus vaquitas?
Las mías en un limbo geométrico donde el lodo es gelatina.

pienso en una especie de lago doliente con mil contracturas. Muy quieto, para no quebrarse,

[En algunos momentos es posible concentrar en el estómgao un trocito de toda la energia del universo. Pero a veces el cuerpo no puede soportarla y sufre espasmos para liberarla. Náuseas. Y entonces, te sientes tan ridículo, tan alimaña, porque ahora el aliento te huele a electricidad podrida.
El trozo de toda la energía del universo se te ha escapado por los conductos gástricos en forma de bilis marrón.]

La paz acecha pero no acaba de instalarse.

Por otro lado:
hay algo en algunos ojos que me gusta.
por supuesto, es en aquelllos donde me veo, donde me reconozco dormida, agarrada a una almohada paradigmática.
Me gusta verme reflejada en el prójimo. Es un instinto, imagino, tan primario como seguir naciendo mientras se nace, como no paralizar el propio nacimiento en un arranque de rebeldía primigenia. 

¿QUÉ HACER CUANDO NOTAMOS QUE VIENE EL LOBO? 

PUES PRECISAMENTE correr hacia el vientre materno y pedir permiso para pasar la noche al abrigo abandonado de la matriz de la mamá. Si el permiso es denegado pues vamos al camello más cercano que es, podríamos decir, como una especie de matriz ortopédica que nos ayuda a contar lunitas cuando hiperventilamos. 

Yo, personalmente, (Yo, animalmente) 
siempre he empatizado mucho con la obesidad,
con la droga, con la iglesia, con el incesto,
con los vicio más prosaicos.
Con explotar y dar la vuelta a la tierra diez mil veces.