domingo, 8 de mayo de 2016

un ser vivo siempre es un perdedor

Mi embarazo era un globo azul 
unido a mi barriga por unos hilos muy frágiles.
El globo se me desprendió de la barriga 
y yo, torpemente, me lo quise volver a colocar. 

Otro día se me cayó la luna encima de la cabeza
y lloré. 

Así es como la gravedad me fastidió la vida. 

Me enmarco en un contexto de mujer
y hay miles de pseudociencias que ansían encontrar la esencia del yo, 
concretar al individuo y agarrar el átomo más íntimo de la persona
y llevarlo hasta la superficie de la piel. 

Y yo no me encuentro en este enjambre. 
y camino por la selva en busca de agua. 
Es algo vivo estar al límite.
Hay unas plantas carnívoras que acechan 
pero mis ovejitas pastan en unos prados frescos. 


Hay tantas canciones en la selva. 
La música es traicionera porque nos lleva al sol
y nos quema mientras dormimos. 


No hay nada más bonito que 
un perdedor que se empodera humildemente. 
Yo creo que no hay lenguaje más común
que el lenguaje del fracaso.

Y pienso en mi globo azul, en mi embarazo. 
Y siento mis pechos enormes llenos de alimento. 

Y siento como, muy tranquilamente,  
el verbo se convierte en carne