domingo, 12 de enero de 2014

El átomo incorruptible

Miro. Miro con capacidad de luna preñada de sal.

Y miro las estrías de la pared
me hablan de seísmos y de la ira de una mujer que ama.

Esta cosa tan de la tierra, tan de los gusanos, tan de correr y abrir los intercostales de forma desmesurada, de manera que se den de sí, y que el diafragma explote y que las fosas nasales engullan el cuerpo. Esta cosa tan de engendro que solo quiere vivir.




Después de pasear con mamá sin haber hablado de nada concreto.

Aquí estoy delante de mí misma, que ya es mucho.
Estoy a punto de ser mayor.
Las cosas que calman siempre calman. El mar, por ejemplo.
A veces he conocido a gente que habla de cosas místicas y de pieles que se conocen o que no se conocen. Yo los escucho y saco conclusiones en ese momento, que posteriormente no tienen ninguna validez. ¿Qué más puedo hacer?
Es que soy pequeña y pienso mal. Eso sí, escucho con mucha atención porque me gusta ver cuando la gente se apasiona cuando habla.
A mí, querer me duele mucho. Es como si tuviese todas las terminaciones nerviosas al aire y un elefante me las estuviese lamiendo constantemente.
Se tarda mucho en aprender las cosas y luego cuando las automatizas en tu cuerpo es que como si las supieses de toda la vida.
Yo tengo un amor que es todo boca y cejas. La forma de su cráneo es divertidísima: tiene la frente amplia que invita a ser acariciada y luego tiene una especie de hendidura en la parte superior de los pómulos. Tiene los dientes desordenados y cuando se ríe a carcajadas es como si los dientes le bailasen dentro de la boca. Sus cejas son poderosas y nunca engañan, son honestas con él mismo. Sus cejas son dos ancianos muy sabios que reposan en en el lugar exacto. Tiene ojos de almendra, tan bonitos que dan ganas de llorar si los miras fijamente. También dan mucha hambre sus ojos de almendra, dan ganas de saltar de alegría y darse un baño en un río. Tiene las orejas pequeñas, parece que estén hechas de barro por un alfarero profesional, por el más excelente del gremio. Tiene una barbilla tranquila, muy consciente de sí misma. En su cuello se almacena la fragancia más tierna del mundo. Huele a pan, a tierra mojada y a melocotón. Sus clavículas son dos barras tímidas pero firmes protegidas por una capa fina de piel. Sus clavículas laten y cuentan historias graciosas. Son muy ingeniosas sus clavículas. Sus brazos son fuertes y delicados, podrían moler a alguien a puñetazos y, a la vez, podrían sostener a un bebé prematuro. Su torso es terso y estrecho, siempre es cálido. Es fantástico para llorarle encima o para soñar con bocanadas de aire. Sus piernas son kilométricas y desembocan en unos pies cubistas que él mismo se construyo antes de nacer. Mi amor es apto para la vida. Tiene un pene que un día pasó por el taller. Su pene es hambriento y generoso. Cada vez que crece es como si se dispusiese a rezar.