domingo, 29 de mayo de 2011


una lágrima a ras de ojo
hace de lupa
y la realidad aumentada aparece ante mi esternón : 


el cuerpo pide asesinar a la mente a golpes de espíritu.
Del cielo caen palomas recién nacidas que se agarran
a la vida con sus lastimosas patitas de alambre.
y en el mar flotan calaveras que quieren ser fémures
y fémures que son columnas jónicas.
A lo mejor en la tierra, muere un patriarca con liguero
y delirios de vedette.

En un momento indeterminado y por determinar
la lágrima abandona el ras de ojo
y se suicida dulcemente por el precipicio de los pómulos.
Va a parar a una boca sedienta que espera de rodillas.

Cuando la pupila mira desnuda, el cuerpo se recoloca
y sus pretensiones son pacíficas
y en el cielo no hay libre albedrío
y en el mar no flotan cráneos insatisfechos
ni piernas griegas.                                   
En la tierra no muere ningún marido travestido.

entonces respirar se vuelve placentero

domingo, 22 de mayo de 2011

Terribles padres martirizan (por su bien) a los hijos muertos (de aburrimiento)

Una ceja rigurosamente sufriente
que consiga encontrarle un sentido a todo esto,
por ínfimo que sea, un miligramo de abstracción
que, a lo mejor, será revelador,
como una sombra con relieves.

El tiempo, el ardor,  la tensión ciclópea,
lo grotesco, la saliva encastada en la pared,
la sangre fresca,

los intestinos juegan a ser ciegos

y mis pecados son absueltos y el suelo se agrieta. Bien.

sábado, 21 de mayo de 2011

inexplicable sensación aristocrática en este ponzo hondo.

Tengo ganas de desenamorarme
y emborrachar mi piel de flagelaciones.
Hundir la hendidura hasta que rebose de si misma
y maldecir mi concepción.
Posiblemente lanzar un saco de pellejos al mar,
y preguntarme ¿has vivido, verdaderamente has vivido?
mientras pelo aguacates y lloro y soy fotografiada
por un tipo apuesto que dice captar mi belleza nobiliaria
enquistada en una patata.

En un momento dado, quitarme el delantal
y comerme al tipo apuesto como acto de despecho.
Más tarde claudicar de reina, porque no me favorece.

Es que sufrir es tan reconfortante,
no le queda otro remedio a la poesía
que, mirándose a sí misma,
tener miedo y masturbarse.


jueves, 19 de mayo de 2011

Es esto. Aquí reside

un anónimo se ha propuesto absorber la mayor cantidad de oxígeno para dejar al mundo sin respiración. 
Es su venganza. Es su manera de odiar al prójimo.

lunes, 9 de mayo de 2011

estamos tan cerca del fuego central que por dios cierra esa ventana que me muero de frío

estoy aquí, en un aquí que abraza demasiados allí y allá,
un aquí difuminado, de otro siglo, un aquí que podría ser un después.
estoy aquí,
temiendo los enlaces que fabrican las neuronas,
velando un cadáver que se parece sospechosamente a mí misma.
algo no me cuadra.
¿por qué huele a vergüenza?
El sudor es como una prenda íntima que delata cosas,
no se suda igual en los pies que en la epiglotis,
que en el juzgado o que en las sábanas.
algo sigue sin cuadrar.
esta intermitencia de las ondas,
este desviación de las narices
no será
porque la evidencia está siendo cuestionada,
porque vivir en un pulmón es muy arriesgado.
algo sigue sin cuadrar
pero el cadáver que se parece a mi legítima carcasa,
dignifica los átomos
fundidos por fricción con los segundos.
Mientras tanto,
se van las vainas a la calle a gastar suela,
sin más, a vivir.
A ser guisantes.

Apología del moi

habitar la carretera, o un camión de mudanzas
para sobrevivir a la vida
yo quiero que me recen,
que me suban a un altar
y que coloquen mi estampita en sus carteras.   
No es tanto lo que pido.
que me aten a un falo de tres metros
y me rindan culto con los huesos.
Quiero ser un fetiche,   
quiero ser parte del refranero popular.
estar siempre presente en el imaginario colectivo.
yo quiero ser dios.
quiero resucitar
y hacer milagros
quiero montar mi propio cuchitril
para bendecir mendigos
y darles calor con mis rodillas.
Dadme una reincidencia,
dos lemas
y cinco maneras de fabricar un éxtasis;
y yo, os haré dichosos.

martes, 3 de mayo de 2011

Verdades como alcaparras


es que es verdad, todos tenemos prioridades, incluso yo, aunque muy difusas, casi superpuestas. A veces un resquicio, un acorde, un fonema fricativo traducido a susurro. Una minucia se atraganta en la conciencia, y es tan fácil crear, transformar una polilla en eje de belleza. Y otras veces se saturan las venas, se colapsan los fluidos y entonces, no hay entonces, sólo una llegada triunfal al cupo de la existencia, el recipiente rebosa realidad, tanta tanta verdad condensada que esta dimensión resulta insoportable. Adoro los balances, el equilibrio camaleónico, las listas. Me gusta mirar atrás y amontonar los fracasos por magnitudes, etiquetar las soledades y reorganizar las crisis. Exijo tiempo para besarme todo el cuerpo porque me siento enferma.

quemazón e hilarantes azotainas

unas manos cromáticas tocando una piel traslúcida con un temblor antiguo, el aurea frágil y una cara de papel maché, las sangres huecas, un pulmón regurgita, y la otra cara de alabastro, que se entumece cuando los cuarenta dedos se entrelazan por una inercia que se intuye ajena. pero es tan propia como estos sudores agridulces de debajo de los párpados. Y el aire doliente que enhebra esta aguja clavada en el hígado, el matiz dorado en los huesos, la masa de cuerpos, la piel infinita, la voz animal que sale del pecho. Sobre todo la voz tan primaria que se escurre de las gargantas cuando, por fin, el trémulo tormento metamorfosea en pulgar limpiador de carmín en comisura. Se oyen taconeos de caballo desbocado. Por el ruido que hacen, los zapatos deben ser rojos. Y luego las lenguas se guiñan los ojos y vuelven tímidas a la guarida aguada. Nada más, para esto, queridos bípedos, se nace, y por esto también, posiblemente, se muere.

domingo, 1 de mayo de 2011

UNA RADIO ENCENDIDA QUE HABLA CORRECTAMENTE

Soy miserable en ciertos aspectos, pero no en temas de carne. 
Carne cruda y doscientos mil augurios clavados en los ojos como callos en sazón. A veces me pregunto si soy pura o al menos lo suficientemente pura como para poder engañar, para poder fingir una tristeza inmensa o una alegría apoteósica cuando en realidad todo me da igual. Me importa una mierda el cambio climático y las fuerzas armadas. Las hadas, el cáncer de próstata, los nudillos pelados, el arte. Sobretodo me importa una mierda el arte. No me planteo banalidades pero tampoco transcendencias. Me encanta suponer que ahí reside la hipotética pureza, la sed de vida en su materia prima. (Esto es  mentira o la proclamación de un quiste espiritual). En general las personas me dan asco. Mi jardín de guisantes, mi culto exacerbado a la misantropía. Una barba tan larga que tenga su eje en la ceja izquierda. El centro está sobrevalorado, las luciérnagas y los ombligos.


Es que,



al fin y al cabo la punta del pezón
es también un precipicio.