lunes, 9 de mayo de 2011

estamos tan cerca del fuego central que por dios cierra esa ventana que me muero de frío

estoy aquí, en un aquí que abraza demasiados allí y allá,
un aquí difuminado, de otro siglo, un aquí que podría ser un después.
estoy aquí,
temiendo los enlaces que fabrican las neuronas,
velando un cadáver que se parece sospechosamente a mí misma.
algo no me cuadra.
¿por qué huele a vergüenza?
El sudor es como una prenda íntima que delata cosas,
no se suda igual en los pies que en la epiglotis,
que en el juzgado o que en las sábanas.
algo sigue sin cuadrar.
esta intermitencia de las ondas,
este desviación de las narices
no será
porque la evidencia está siendo cuestionada,
porque vivir en un pulmón es muy arriesgado.
algo sigue sin cuadrar
pero el cadáver que se parece a mi legítima carcasa,
dignifica los átomos
fundidos por fricción con los segundos.
Mientras tanto,
se van las vainas a la calle a gastar suela,
sin más, a vivir.
A ser guisantes.

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