martes, 31 de agosto de 2010

acrobacias temerarias/temerosas





Si me vas a asesinar por venganza y/o por desesperación hedónica que sea sobre el cielo. Que pueda oler a dios, resbalar entre la grasa de sus poros, recorrer la redondez de sus nalgas, apoyar las yemas de los dedos en la cúspide de sus inquietudes. Y cuando el dolor llegue ataremos nuestros cuerpos al ciprés más cercano para curarnos de la luz y de la sombra, del jamón y del centeno. No te culpo, porque si lo hiciese no quedarían medusas en los mares, ni serpientes en los campos, ni escorpiones sementales. No te culpo por falta de pereza y por exceso de lujuria. No son sólo mis pecados capitales, también lo son de las arterias colapsadas por colesterol, de la sequedad vaginal y de tantos otros fenómenos inexplicables. Sea por lo que sea no te culpo, es más, te comprendo, me desprendo.

Mi error fue ese impulso febril de desgarrarte las clavículas con amor. Febril como el croquis de una gordura a medida, como un alma de diseño. Artificiosamente febril, seguro que me entiendes corazón.

Soy la heroína de los bajos fondos, la salvadora injusticiera de la masa gravitacional, la mesías del despojo y el aturdimiento. Mi amor no me comprendes, no te desprendes,
te acaricias los nudillos deformados de tanto puñetazo y mientras se revaloriza el euro allá fuera te pides, me pides, nos pides perdón.

domingo, 29 de agosto de 2010

PROSPECTO UÑAL



La textura de las uñas es cambiante, dispar, hipócrita entre dedos lacios, ausente.
Es bebible, se derrama sin querer en los momentos clave y baila en los cráteres cutáneos. Como sedas que cabalgan sin permiso y sin certeza existencial, como trueno mudo, como rayo ciego. La textura de las uñas son Niños Muertos sin más procedencia que el cielo, sin más destino que la soga, el mandil, o el vertedero. Es portadora de futuros arañazos, de epidermis rancias y de sudores no sudados en el momento oportuno [que no oportunista]. Es conveniente advertir que las ganas que se quedan entre los párpados (porque el sueño a veces es más rápido que el deseo) se contagian por medio del tacto albino, del tacto puro. Poco más que decir de estos seres, en dosis excesivas incompatibles con las heridas abiertas, con el pus supurante y con el trabajo manual.





domingo, 22 de agosto de 2010

Fonochasis y demás fenómenos




Estética futurista con toques rococós.
Siglos bisiestos , años miopes. Gramófonos virtuales descorchando gaseosa light, mientras los tocadiscos vomitan música electrónica. Mujeres despampanantes con grandes pechos y grandes culos, hombres de muslos fibrados y falos eternamente erectos. Simultaneamente huele a catedral gótica recién estrenada. Vorágine de embriaguez de nuevo y viejo , lo obsoleto es el futuro, el pasado es un código de barras y un puñado de chips de memoria de cuatro gigas. Grageas de retro glam para la jaqueca. Cibernética avanzada para las pinturas rupestres. El sudor es la fragancia más vendida y se comercializa con cerebros. Me vestiré de Catalina de Austria y haré el amor con tu holograma. Mucho humo y el karma enfurecido por mi comportamiento irracional. Sodomicemos el tiempo con una barra libre.

lunes, 16 de agosto de 2010

TÉMPERA XIX


A veces me pregunto obviedades, como todos.
Me remonto a los tiempos en los que mis nervios sensitivos
empezaban en mi cuello y acababan en tu epiglotis.
entonces, sólo entonces, me dedico a separar
las ausencias enquistadas de las ausencias en carne viva.

El amor es esmirriado y húmedo , eternamente menopausico,
clasista, sectario, jodón, aguardiente y monja boba.
El tabú de los tabúes, sibila serpenteante,
así nalgas prietas en corazones blanditos, ¿cómo se miden
las ganas de fornicar cuando la realidad supera a la fonética?

Bello espectáculo cuando los ojos se mimetizan con la nariz
y la nariz con el recto, y las manos con el hígado
se masifican en una hermandad de piel, entraña y huesos.
¿cuantos seres soporta un alma? ¿cuantas almas soporta un ser?
A veces me pregunto obviedades, como todos.

lunes, 9 de agosto de 2010

Paladar animal

tal vez arderán las calles cuando cerremos los ojos,
se deshidratarán las pieles cuando nos desnudemos,
tal vez oremos de alegría.

tal vez,
los caprichos se volverán castigos
y los castigos se volverán caricias.

tal vez la selva sea la única solución
para curarnos del salvajismo flácido,
del conformismo salvaje.
Más matiz, más placer,
y usareis las corbatas como lianas.

Caprichos de la selva ardiente,
ardiente sin furia, sin cuero,
ardiente con los tejidos del tiempo
enredados en el núcleo del fuego.

Selva dignificada por la contundencia
que da la eternidad a los cuerpos celestes.

Selva libre como tutú rabioso a ritmo de jazz,
sin lápidas a las cuales quitar el polvo.

Selva tosca porque nadie respira por placer
porque nadie se muere por amor,

y no por consecuencia de ello
me quedé sin voz,
me quedé sin sangre que morder,
sin sangre que untar a mi pan de centeno.