domingo, 29 de agosto de 2010

PROSPECTO UÑAL



La textura de las uñas es cambiante, dispar, hipócrita entre dedos lacios, ausente.
Es bebible, se derrama sin querer en los momentos clave y baila en los cráteres cutáneos. Como sedas que cabalgan sin permiso y sin certeza existencial, como trueno mudo, como rayo ciego. La textura de las uñas son Niños Muertos sin más procedencia que el cielo, sin más destino que la soga, el mandil, o el vertedero. Es portadora de futuros arañazos, de epidermis rancias y de sudores no sudados en el momento oportuno [que no oportunista]. Es conveniente advertir que las ganas que se quedan entre los párpados (porque el sueño a veces es más rápido que el deseo) se contagian por medio del tacto albino, del tacto puro. Poco más que decir de estos seres, en dosis excesivas incompatibles con las heridas abiertas, con el pus supurante y con el trabajo manual.





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