lunes, 16 de agosto de 2010

TÉMPERA XIX


A veces me pregunto obviedades, como todos.
Me remonto a los tiempos en los que mis nervios sensitivos
empezaban en mi cuello y acababan en tu epiglotis.
entonces, sólo entonces, me dedico a separar
las ausencias enquistadas de las ausencias en carne viva.

El amor es esmirriado y húmedo , eternamente menopausico,
clasista, sectario, jodón, aguardiente y monja boba.
El tabú de los tabúes, sibila serpenteante,
así nalgas prietas en corazones blanditos, ¿cómo se miden
las ganas de fornicar cuando la realidad supera a la fonética?

Bello espectáculo cuando los ojos se mimetizan con la nariz
y la nariz con el recto, y las manos con el hígado
se masifican en una hermandad de piel, entraña y huesos.
¿cuantos seres soporta un alma? ¿cuantas almas soporta un ser?
A veces me pregunto obviedades, como todos.

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