lunes, 9 de agosto de 2010

Paladar animal

tal vez arderán las calles cuando cerremos los ojos,
se deshidratarán las pieles cuando nos desnudemos,
tal vez oremos de alegría.

tal vez,
los caprichos se volverán castigos
y los castigos se volverán caricias.

tal vez la selva sea la única solución
para curarnos del salvajismo flácido,
del conformismo salvaje.
Más matiz, más placer,
y usareis las corbatas como lianas.

Caprichos de la selva ardiente,
ardiente sin furia, sin cuero,
ardiente con los tejidos del tiempo
enredados en el núcleo del fuego.

Selva dignificada por la contundencia
que da la eternidad a los cuerpos celestes.

Selva libre como tutú rabioso a ritmo de jazz,
sin lápidas a las cuales quitar el polvo.

Selva tosca porque nadie respira por placer
porque nadie se muere por amor,

y no por consecuencia de ello
me quedé sin voz,
me quedé sin sangre que morder,
sin sangre que untar a mi pan de centeno.


No hay comentarios:

Publicar un comentario