miércoles, 28 de julio de 2010

caótico vómito pre




Un motel de Panamá y esas sábanas que no huelen a sudor, son sudor acartonado desbordándose entre los hilarantes hilos. Hola qué tal, he llegado al clímax de la desesperación y he vuelto cantando Bésame mucho con acento cubano. No me juzgues, porque soy tú, soy la sombra de tus tobillos. Y de tus arrepentimientos. Tobillos gordos. Lo que nunca hemos sido también nos define, nos ahueca, nos da alas, nos limita.
Déjame amontonar la multitud de dimensiones que nacen cuando el camino se bifurca, permite que las ordene por olores, por textura y por grado de errata/cagada monumental.

No sé hijos míos, qué queréis que os diga, morir es también vivir pero en pretérito perfecto. Y sino que se lo digan al hombre anónimo que recordaba todas y cada una de sus muertes/reencarnaciones y se hizo rico con una recopilación de epitafios.

Bendita arena que mantiene el mar a raya. Malditas rayas que estructuran el infinito con su ordinariez ilustre. Un apunte. Sólo uno: Tengo tu sangre caliente fluyendo por las tuberías de mi casa, y me gusta. Me gusta tanto

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