sábado, 10 de julio de 2010
Codos y otras vergüenzas
qué fácil es enamorarse de una mujer pecosa,
de un hombre errante , de un niño cura.
qué fácil es arder como pájaro en vela
cuando la boca es blanda y el alma es dura.
alguien ha bordado los olores
todo se intensifica tanto
que hasta huelen nuestras huellas dactilares
como perros rabiosos y sudor mudo.
Yo me muero, yo me nazco, me desnudo.
porque vivir es el mejor de todos los traumas,
los labios se deshacen en otros labios
y los ojos se desdibujan en otros
ojos tan profundos como lago negro
invitadores al ahogamiento.
Pobre bonobo-mandril que no comprende
la desidia desesperante del ESCOCI-MIENTO
Mejor cuando se hayan maneras de manipular
los dedos ajenos
y llevarlos, afligidamente, hasta los confines de los muslos
de un tercero.
¿qué mar, qué tierra,
qué árbol será alimentado por nuestras cenizas?
si es que morimos
si es que hemos siquiera nacido.
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