jueves, 14 de julio de 2011

wenceslao

el sexo enmarañado en las pestañas,
la sed miope que se posa en la garganta
y el dolor estival que se despereza entre pecho y espalda.

la vida cíclica del dedo índice,
que se retroalimenta de su señalado consecuente,
el azar, los limones, el abrazo al diccionario,
la jauría hambrienta que dormita entre los muslos.

el masoquista feliz y su asfixia asistida,
el párpado con cadencia de plomo,
los días, los siglos, el polvo.
esta oda a las cosas muertas.

no me juzgues,
llevo a cuestas el peso del periplo de una gota de sudor

MI BÍPEDO Y SUS CIRCUNSTANCIAS

que aglutine todos los puntos de vista
(los más ecuánimes y los más absurdos)
que venere a todas las deidades
(monstruos, hadas y demás fantoches)
y que tenga un paladar sano para saborear castillos de cal.
(y paredes de arena)
que me vista y se desvista
(aleatoriamente)
que taña con esmero un arpa persa
para concebir nanas y así dormir a todos mis abortos.
Respecto al tiempo: que sea circular y avaricioso, que sea muy tacaño,
que se gaste lentamente. Convertido en una masa maleable e incolora,
(indolora), sobretodo

lunes, 11 de julio de 2011

si més no, totes les morts són per encàrrec

malsonante y pecador,
merecedor indiscutible
de que te diseque y te plasme en mi salón,
junto al cura y el pelícano.

La verdad es que no tendría ningún reparo en sacarte las tripas y comerme tu intestino,
hacer un corte transversal de tu carcasa para que la sangre fluya libre. 
Todas tus ideas, pretensiones y demás cigotos de expectativas futuribles,
se posarían en la capa invisible que separa los cuerpos, ornamentando (o envenenando) su pésimo vaivén.

Ahora
estás seco, como una pasa magra
te coloco en la encimera, junto al cura y el pelícano.

y te quedas ahí,
desnudo, patético.

miércoles, 6 de julio de 2011

#00


TE JURO QUE pezones como avellanas, de una mujer desnudamente nítida en un horizonte psicodélico muy berlinés ¿y su traje? en el armario que consta de acero y de sangre que sin quererlo viene a ser lo mismo. Espacialmente (referido al espacio, al punto geográfico) lo que importa es una playa ¿qué es, al fin y al cabo? El cabo de los fines, el precipicio en esta orilla limítrofe que se asoma a lo que acaba. A lo que acaba de empezar. y podríamos estar así miles de siglos, es una rueda, una masa orgullosa, un circulito necio, un lunar en una nalga, como el tiempo, igualito que el tiempo, que se lame la piel, que se engulle a sí mismo. Y la mujer sigue ahí  profundamente desnuda existiendo de manera muy tenaz pese, o a causa, de sus pezones como avellanas. Y su entrepierna supurando, que es fragante delicia y madre de madres, no pasa nada, la paz es inquietante pero el horizonte no se inmuta, la circunferencia (que es la representación física del tiempo) se agranda a medida que la vagina llora y es lógico porque de todos es sabido que la eternidad siempre ha estado supeditada a los designios del santo genital. Un momento ¿qué pasa con las plantas de sus pies? son patas de pollo deshuesado y no estoy metaforizando, es cierto, tan cierto como las papilas gustativas atrofiadas del anciano catador de sanguijuelas. Esto es una promesa, un documento infranqueable, una declaración de amor a todo, a absolutamente todo, a cada desgraciado efebo, al polvo de debajo de las camas, a los viejos, a las viejas y también a personas no humanas, como por ejemplo el morboso rottweiler con cara de pecador vicioso.