Primero, Mis 3 grandes culpas:
Haber hecho hincapié en tener útero y costillas,
haber lamido costras,
haber hecho punto de cruz.
Segundo, Lo del título:
La caricia que sonríe al día. (Esto
es triste pero en versión acústica.)
El flácido contrato del amor.
El bolero recorriendo la
tráquea, haciendo que la sangre huya de sí misma.
Las uñas en el cuello como un
collar macabro.
La fraternidad de los puños
cerrados.
Tápame,
porque me muero de pena.
¿Quién me paga las noches
de trabajo de luna a luna?
de la droga en el pelo,
del neurotransmisor atrofiado.
Esta maldición es venérea
y mis pies se ríen por las cosquillas.
En el caso de los que se construyen a sí mismos,
morir es un parricidio.
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