lunes, 2 de julio de 2012

La coma de inflexión



 Lo viviente es obsesivo en esencia: es que toda la sangre necesita su referente, el punto de partida, el retorno, la seguridad del retorno, lo cíclico, la circunferencia grabada en la pigmentación, la melanina a borbotones. Es decir, la tez que se curte para arreplegarse sobre sí misma, para que fermenten los surcos del tiempo. La piel que recula camino en la cara, la piel que se achanta con la serenidad de lo caduco.
Lo viviente tiene púas y manantiales enclaustrados en bolitas de cristal. Lo viviente hiede a parca y a ataúd. Lo viviente es vómito y perfume y azafrán. Lo viviente es intrínsecamente fiebre y médula que late.

Lo viviente se hace preguntas:

¿cómo hacer del discurso
una alfombra fresca de lana?

¿cómo hacer del fonema una balsa?


¿cómo hacer del ego unas bragas? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario