domingo, 15 de septiembre de 2013

Artur

Me siento en este estado en el centro. Esta peligrosa armonia que parece que vaya a quebrarse con el mínimo estornudo. Soy consciente de cada bombeo de mi sangre, de mis dedos de los pies desperezándose. Soy consciente de todos los ruidos de la casa. La respiración de la niña. La nicotina bailando en los pulmones de mi madre. Los sonidos se suceden uno detrás de otro, en un orden tétrico pero necesario. Esta cuadricula me sostiene por la pelvis para que no me rompa. Es supervivencia. Tengo miedo. Un miedo leve que palpita a lo lejos como una bestia plácidamente dormida. La angustia simplemente acaricia mi tráquea con suavidad de camarada. Mi corazón late lento pero contundente. Analizo mi cuerpo para no morir. Si me descuido mi tronco se evaporará. Existo porque soy consciente. He mutado y, ahora mismo, debajo de mi piel estoy hecha de dolor.

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