domingo, 18 de septiembre de 2011

Un leve acierto en esta encrucijada

La incertidumbre de ser locomotora o persona, matriz o buzón de correos, deshollinador o crustáceo, semáforo o pintor de brocha gorda. Es un doloroso interrogante, atenuado por pequeños éxtasis diarios como por ejemplo un autobús oruga. Mejillón a mejillón se descorcha el cava de la vida, y posteriormente un par de cuerdas magras y un desliz ortopédico pronostican un turbio desenlace.Un desarrollo lineal que a veces se sorprende interrumpido por Dios (un ombligo desorientado que lleva una patata en los dientes a modo de reloj)
 A veces,
las pupilas dilatadas por algún tipo de droga,
el humo fragmentado y el fuego por entregas
¿quién me asegura a mí el golpe de caderas que cambiará el porvenir?
¿la gota del primer sudor en una pipeta, los retortijones en los labios?
¿quién es capaz de negarme la algarabía de un sepulcro cuando nadie oye? ¿ los dulces bacanales en el jardín de los muertos?
¿quien me corrobora a mí la tranquilidad del cielo?


La incertidumbre es también un salvavidas.
Mientras tanto, la muerte de los prójimos y el mutis ofensivo del futuro y el murmullo infatigable del pasado.

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