La rabia se consume con saltos de aquí a la osa mayor, con puñetazos indefinidos, fingir terror cuando se siente asco, viceversa a veces, tragarse el humo de los detractores y vomitarlo en forma de amor por los cuatro costados.
Bailar al son de la metralla y darle patadas al suelo, destrozando las punteras de los zapatos y comprender que nunca nos acodaremos de nada que no hayamos respirado, persuadir el lomo
y rascarse las costras de los codos, clavar las rodillas en el suelo y exigir perdón. Que nos pida perdón el tedio de haber nacido viejos y la certeza de que la muerte es un invento moderno.
No entiendo el idioma de los verbos conjugados. Señor, un cuerpo es santo cuando está excitado. Y ya está.
La rabia se consume llorando la vida por los poros
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