el dolor colectivo es biodegradable
y es denso y huele a madera quemada.
Cuando un grupo de gente llora es tan real,
que los árboles se vuelven verdaderamente expresivos.
El repicar de unas uñas sobre una mesa se convierte
en la banda sonora del devenir de la vida cotidiana,
el dolor en compañía es masoquista,
y los átomos se regocijan en su núcleo
y sufren pequeñas combustiones espontáneas
Las mentes se alinean y todos volvemos a ser feto
y nos comportamos como placentas recíprocas.
el dolor en compañía es egoísta y dramáticamente cómico
No hay comentarios:
Publicar un comentario