domingo, 20 de octubre de 2013

Cristo que navega en mis fluídos

No entiendo este mar que me mira con desdén. Mierda. 
Las mandarinas, qué asco, el olor. 
el ácido del cielo, el verdor que me paraliza y no puedo.
No sé si podré. me dicen cosas que no entiendo, me hablan en un idioma inventado para confundirme.
y las nubes hacen el amor mientras yo me muero de desamor
el raciocinio me sobra
¿de qué me sirve la paz si no puedo moverla?

las piedras son frívolas, no hagáis poesía con piedras. Benditas piedras, yo me cago en la poesía, que no me sirve, abogo por el tinte que me mancha la almohada, abogo por el onanismo y el fast food. Me cago en la madre de la puta de la poesía. Yo lo que quiero es estar drogada mientras me ligo a un negro alternativo. Yo lo que quiero es sentir euforia, me quiero poner hasta el culo de todos los polvos blancos, incluida la gravilla del asfalto. A la mierda los hijos y los padres y el amor alterno como la electricidad, y la corriente que también es alterna. Yo lo que voy a hacer es esculpir mi ego en una camiseta gigante e ir a Madrid y ponérsela a La Cibeles, y que todos lo miren y vomiten porque mi ego está podrido. A la mierda mis conexiones con la naturaleza. Viva, viva, viva, viva la espiritualidad de plástico macizo, la silicona en sitios inhóspitos de caras inhóspitas. Haré de mis huesos aviones de papel. Yo lo que quiero es tener una piel reversible de purpurina, quiero llorar lágrimas de petróleo fucsia. A la mierda la sangre que fluye, a la mierda los pies haciendo camino, a la mierda la verdad. Abogo por la mentira impía, por las grageas de si te he visto no me acuerdo, te voy a hacer una felación mientras me pinto las uñas. Abogo por el semen de Hitler en la cara de una niño autista.
A la mierda Cuba. Cuba, yo te esnifo. Métete en mi páncreas, y quédate ahí, Cuba, calladita, sin hacer ruido, sin tocarme los cojones. Sin recordarme lo feliz que he sido. 

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