martes, 4 de febrero de 2014

Yo solo quiero tomarme tranquilamente una cerveza

Rápido rápido sin pensar demasiado en el estraperlo,
en los sentidos corrompidos por las pastillas
de colores pálidos como un arcoíris con hepatitis.

Necesito la noche que me crió ,
la noche que me hizo mujer.
Decido la paz en supositorios,
necesito la noche que me hijo mujer.
Esa noche en la que no importa el camino de los pies
y el hedor de las bocas que buscan besos sorpresivos.
La noche en que me enamoro en cada esquina
de cada mujer, de cada, hombre, de cada perro.
Las noches que parecen no pertenecer a ningún día,
necesito sentirme jodida en medio de una euforia más jodida que yo,
necesito mi mandíbula en Pekín y mis hombros relajados,
porque soy joven y bonita y me lo puedo permitir,
Las drogas, las drogas buenas, no esas que me da la señora del flequillo,
drogas ricas, drogas buenas que me hacen conocer a Jesucristo en la pupila de mi amor,
me hacen TUTEAR a Jesucristo en las pupilas de mi amor.
Las noches de marea alta en las que me ahogo en mis vómitos,
pero son vómitos vivos, joder, con vida propia.
Vómitos con sus propios cánticos y sus propias religiones.
Las noches de pelos teñidos y mentiras piadosas.
Las noches que duran lustros.
Quiero estar viva, quiero morirme de vida en vena.


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