jueves, 14 de mayo de 2009

Se empañó el espejo y me ví mejor


Y sin darme cuenta

le besé el ombligo,

muy suave, muy tierno,

muy tibio.

Es una de esas cosas

donde no hay ecuaciones locuaces

con peinados de señoras nobles

que huelen a cal.

Ahora mismo solo veo un cristal,

que no se puede morder.

Astros, que no estros/ eso, que no sexo

o sí, yo que sé...

Sólo un velo transparente

que no se puede correr.

No busquen dobles sentidos,

pués los encontrarán.

Mar revuelto, peces muertos y pan.

Eso no, eso no por favor

no quiero corromper

las palabras que adoro.

Antes muerta

que provocar tal gesto desastroso.

Antes muerta

que renunciar a los secretos sinuosos.

Antes muerta

que destrozar a palos de decencia

los arrebatos calurosos,

Antes muerta

que deshechar a esos hombres andrajosos

(que tanto me ponen)

Antes muerta,

que entregarme a simples besos pegajosos.

(que tanto me quitan)

Dejemoslo en un

Antes muerta

que morir, sin haber vivido.

Ayyy!

Cuantos olores habremos perdido?

Se han ido, se han marchado.

Así, sin haberlos,ni siquiera tocado.

Siempre igual con las esencias.

Tan libres, tan bellas

tan efímeras, ellas.

Cuando pasan

se van a otras dimensiones.

Lejanas, irreales, verdaderas

como los matices de colores

que no toman precauciones.

Siempre he sentido

que la vida cotidiana

es la más surrealista

de todas las obras creadas.

Cómo es posible tanta pasividad?

Tanta entereza?

Tanta racionalidad?

Me encanta mirar debajo

de las camas,

para ver que es lo que hay.











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