miércoles, 27 de mayo de 2009

CANÍCULA



Qué ridículo es el amor
cuando no grita, y
qué infiel es la pasión
cuando no calla, y
qué tierna es la tensión
cuando no ata, y
qué amable es el dolor
cuando no duele, y
qué odiosa es la mentira
que no miente y
Qué pesada la belleza
que no mira, y
el temor que no se gira,
y la nostalgia que no tira,
y el apego que no sufre.

Qué excitante la serenidad
cuando no habla,
cuando se asusta,
cuando se rompe
cuando se guarda.

Qué sencilla la morfina
en cuerpo de amargura mezquina
que extasía,
que idolatra,
que mentía
que no quiere
querer ser querida.

Qué indefenso el azar
que no huye
por amor a su crupier
y el sueño que no duerme
y el ogro que nos teme
y el bálsamo que no cura
y el ángel acomplejado por su jeme.

Qué simple la inteligencia
que no comparte y
que no se abre y
que no nos vale y
qué absurda la caricia
que no es regalada.

Qué triste la sustancia
que no resbala,
que no se tiñe
que no se cambia.

Qué grande el espíritu
que vomita palabras
Qué besable es el asco
que no elige y
qué adorable la muerte
que nos gime y
qué patético el pasado
que nos sigue y
qué diábolico lo celestial
que nos mime
qué diabético el olor
de la dulzura,
que perdura y desconfigura
los rostros de los Señores Yo No Vivo Canciones.

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