jueves, 2 de julio de 2009

Anaxímenes, marido ejemplar.




Siembro semillas de viento
con sabor,no condimento.
ni raíces, ni juramento.
Sin sueño y sin dueño.
Como tú, como yo.

Si las beso a todas horas
y les cuento mil mentiras,
mil mentiras verdaderas
me crecerán bichos
que vuelan y tropiezan
y que se dedican a recordar
pasados que todavía son futuros,
y a camelar hombres
que todavía son maduros
y a hablar con el presente
sobre el azar y la muerte.

Tienen miedo.
Y yo también.
Por aquí y por allá.
Que viene y que va.
Que se gira y ya no está.
Es un saltimbanqui que dibuja
paisajes con los pies.
Eso pretende parecer.
No se cansa de seducir
a seres en edad de merecer.
Que miedo más revoltoso
con un toque pervertido
pero ante todo cauteloso.
Fíjate, todo eso
me parece divertido.
Entonces debe ser
que se acabó lo que se daba.
Me colé en el edén,
y se dieron cuenta
que aún no me tocaba.

Y...

Entre bichos y paraísos
la noche se derramó:

Esta noche que es tan larga,
y tan infinita,
tan pura y a la vez tan maldita
tan rota y tan descosida
tan descarada y también tan bendita.
Esta noche, nos permite ser vulgares
nos permite incluso
copular con las casualidades.
Nos tolera además,
los silencios contenidos
de los no bien avenidos
después de girar durante eternidades
en bucles aburridos,
sin fines ni principios.

Esta noche tiene historia,
se curó de su locura
cuando llegó a tocar
los abismos de la barbaridad,
también cuando aprendió a volar
sin moverse de su rincón.
y cuando murió por primera vez
viendo llorar a un acordeón.

Tiene miedo a que se haga de día.
y caer en el pozo Olvido.
Esta noche, poco fría,
tiene miedo de no cumplir su cometido,
igual que los bichos nacidos
sin padre y sin colorido
de mis semillas de viento.
¿Los recuerdas?
¿O por el contrario,
sus temores se han cumplido?

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