viernes, 24 de julio de 2009

PASIÓN GRANDILOCUENTE 2 y TRALARÍ TRALARÁ





-Que corbata más hermosa no lleva usted, con perdón!

- Sí, ya sabe lo que pienso de los besos poscoitales.

-Si me permite la expresión:
Puto cabrón, vaya pedazo de hijo de perra, joder
Me cago en la puta y en todo lo que se menea,
La madre que lo parió, mamón.

-Está usted mejor?

- Uy, sin duda. Ha sido una pequeña indisposición.

-Ay mi sebosa gorda señora, usted lo que necesita
es un buen revolcón.

-Uy! no me sea vulgar mi señor, por favor por favor.

-¿Qué son las vulgaridades sinó
sólo dulces calamidades que agrietan
los muros de las racionalidades?

- Uy, virgen santa!Consigue usted liarme,
hasta el límite de no saber ya
si correrme o marcharme!

- Ay, mi dulce ballena varada!
Es usted tan idiota, tan bonita, tan inocente
tan hermosa, tan gorda y tan creciente
que me vienen ganas de secuestrarla,
y de torturarla muy lentamente!

- Sí, me lo suelen decir.
Mi padre ya me lo bramaba,
antes de morir.
Pero gracias, me ha removido usted
los cables de mi alma!
Tiene usted pene de poeta.

- Oh no. Solo es una simple saeta
.¿Rojos o cuadrados?

- Me ofende, corazón.
Esas cosas se preguntan
en la intimidad de una habitación,
con los ojos cerrados y con frijoles de por medio,
adheridos a la cabeza
para evitar como ya he dicho,
las alergias de cerveza.

-Escuche! Escuche mi inflada princesa!
disponen a repartirse
los noes y los sies,
sin más ton,
que el son de los abriles,
sin más cal,
que la arena de carriles
sin más zig,
que el zag de mis patines.

-Aaarg! Ha dicho usted patines?
Esos seres inertes
provistos de alas
que son ruedas malolientes,
apestosas, malcriadas
rabiosas y repúblicanas!

-Pero mi tocina dama!
¿qué le han hecho a usted
los patines provistos de alas
que son ruedas malolientes,
apestosas, malcriadas
rabiosas y repúblicanas?

-Fíjese usted, mi cutre caballero
entre risas, mango y sudores
me rompió el corazón
el rey de los lisonjeadores
el padre de los idealizadores
el Dalai Lama de los escandalizadores
que no lisonjean, que no idealizan,
que no escandalizan.
Un patín medio loco,
medio absurdo y toque burdo.

-No llore! No llore mi oronda mamut!
A mi también me rompió el corazón
un calcetín en celo
y de tonto no tengo un pelo!

- Ayy mi querido vulgar arlequín
bonita historia la de su calcetín,
pero huele mal y tengo frío aquí,
en el rincón abandonado
por el susodicho patín.

- ¿Frío en el corazón?
Eso es de fácil solución.
Un poco de hiel con menta
paciencia,
y alguna canción de los cincuenta.

-Ayyy...! Mi afeminado varón!
Qué ignorante es usted.
No hay dolor en mi corazón.
Es mucho, muchísimo peor.

- Pero mi corpulenta princesita!
¿Qué le duele a usted?
¿Qué dolor es ese que la tiene a su merced?
¿Qué le duele dama mía?
¿Qué le duele que ya ni utiliza lencería?

- El hígado mi adorado pendejo.
Es el hígado.
El hígado y no el entrecejo

- Así que el hígado... mi regorda pendón.
Que cosas.
¿Sabe cuál es el problema?
Que las segundas partes
nunca fueron buenas.

- Que sútil y que cruel.
Hace llorar usted
al mismísimo rey Clavel.

- Mi cebada hermosura,
¿puedo besarle el hígado
con la comisura de mi disimulada locura?

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