martes, 23 de noviembre de 2010

Un pequeño inciso

En esta noche, a estas alturas, yo me confieso, me pido perdón. Me despojo del ego, del hedor de mis circunstancias, de los placeres pasados y los lloros futuros. Recorro con los dedos cada pelo enquistado, cada trozo de carne. Me presento a mi misma, querida Paula ¿eres tú? Sí, sí, soy yo. Todos mis recuerdos me aprietan la mano cariñosamente y van saliendo poco a poco, en procesión, hacía el Mundo. Humildemente dono mis recuerdos a la atmosfera e invito a mis miedos a cenar, de tú a tú, en este sagrado lugar que llaman alma. Escucho el calor que desprenden los cuerpos y dialogo con él, y me nutro con él, y así es como el lodo se purifica solo. Y se hace lejano el lenguaje de los porcentajes, los fonemas y la informática. Lejano pero presente, como un viejo amigo que nos ha visto en pijama.
Respiro y ahora, en esta noche, a estas alturas, soy por fin, libre.

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