me laten las sienes al ritmo acelerado
del crecimiento de una flor [cuando le sobran las raíces].
del crecimiento de una flor [cuando le sobran las raíces].
cinco horas charlando sobre pécoras y termitas.
una nariz con complejo de cartabón que araña el aire con su cúspide
la pelvis se derrite con el ritmo de la fricción
un caldo, un machete, el mundo es la pésima canica, el más
grande de los disparates, la mujer más mujer, el hombre más perro,
un enigma caucásico, un casi estornudo de la hormiga que prostituye
su intelecto, fruto de la unión morganámica entre el Rey Alimañana y la paupérrima deidad.
la eternidad es terca porque todo el rato se remite a sí misma
y reincide
y ¿cómo es posible que una saliva ajena esté rasgando mi tráquea?
una voz a trompicones porque está a punto de gemir
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