jueves, 25 de marzo de 2010

Como agota ser diosa y hormiga al mismo destiempo



Si es vivir por vivir mejor morir indignamente, mejor divagar sobre nieve mezclada con arena y sobre porno pedante.
Te diré lo que es obvio, me divierte imaginarte con algún francés o con alguna Argentina, con mis cenizas mirándoos fijamente encima de la tele.
Qué risa pensarte casado, con hijos, qué risa incluso dibujarte dentro de un ataúd abierto, con tus ojos vidriosos pegados en el escote de la hermana de tu mujer, que llora tu muerte.
Qué risa por favor, imaginándote nacer, todo ensangrentado llorando barbaridades de galán. Fuiste gracioso, y si me apuras ridículo, hasta para llegar al mundo.
Me da escalofríos hablar en pasado porque incluso antes de yo nacida, incluso después de tú muerto las atemporalidades ya existían, ya existirán, ya existen.
No me pidas que me desnude porque rara vez voy vestida. Pero tú, espíritu pseudo-libre si te vas a desnudar, desnúdate bien, no te dejes ni la piel, ni el corazón, ni el intestino, ni los riñones, ni siquiera el prepucio. Desnúdate, pero esta vez de verdad. Qué vello, qué bello. Me quedo yo con la corbata y tú con el liguero, te toca a ti llorarme y me toca a mí invitarte a blues y a tabaco de mascar. Es ley, cariño. Ley del kaos. Caos con k por supuesto.

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