De madre acordeonista y padre yugoslavo.
Se evade con las voces
de las gargantas degolladas
que cantan con las tripas.
Arruga las arrugas de la frente.
Pervierte marionetas de dedo
con pechos pequeños y falos gigantes.
E invierte los dolores bucales
como churros de feria.
Te escribo a los pies del retrete.
Porque no hay lugar más puro,
ni más limpio.
De puta madre y marciano padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario