Quiero que esa patata me acompañe siempre,
que esa patata se calle cuando se tenga que callar
y que tenga un sentido del humor tan oscuro
como una depresión en invierno.
Esa patata con relieves intrínsecos
y terminaciones nerviosas en los lacrimales.
esa patatita curtida en mil batallas.
Que con sus deditos de tubérculo consiga hacer mil maravillas.
Que me cure las llagas de la lengua
y los trozos de pulmón desgarrado podridos en el estómago.
A veces la huelo tan lejos
que me regurgitan las ganas de tomar un machete,
comprar una manada de niños hambrientos y hacer puré.
En el umbral del sueño, una cúpula de topacio y marfil
amenaza con un suicidio inminente mientras Yo solo quiero
a esa puñetera patata que se lía cigarrillos con mis rizos.
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