jueves, 27 de enero de 2011

A mi también me duelen tus desgracias porque mi techo es tu suelo y viceversa

Deberías limpiar el polvo a la escopeta y salir a cazar mentes, matar muertos, revivir vivos y así, a ver qué pasa. Desordenar el cajón donde guardas las neuronas y empezar a hacer un castillo de heces de princesa que son tan apestosas o tan apetitosas como las heces de puta. Tendrías que pulir tu pelvis y mancillar tu honor y reconquistar mis horizontes, que sabes que con dos requiebros me tienes comiendo de tu mano. Has de mitificar tus penúrias para presevarlas y con ello tener una fuente inagotable de inspiración poética. y no quiero que te mire nadie, que no desgasten tu discutible belleza, tus andares de pato trotamundos, tu cuello tan arraigado en sus orígenes; que me perdone el mundo, es que yo te todo demasiado.

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