sábado, 12 de diciembre de 2009

Se me acaba la paciencia querido

Muérdanse.
Permitido vomitar
de poemas, un bacanal.
Es que yo me morí en Lima
y me nací en Nepal.
¿Quién ha dicho
gallego-portuguesa?
Imbécil,
te has ido a enamorar
de una pobre burguesa.

Dime querido,
¿cuánto tiempo esperaste
mis versos enrevesados
y mis besos enrebesados?
Esperar no es sano.
Peor Sócrates,
que se murió en vano.
Pero esperar,
de verdad que esperar no es sano.
Muérdanse.

¿hay peor blasfemia que
amar por amar sin querer ser amado?

Y sí. Polizón, me doliste
Pero te juro, mi vida
que a ti más te va a doler, mi amor,
también a ti te va a doler.
Tú me enseñaste a gruñir
a matar y a beber.
¿De quién aprendiste
el arte de la palabrería?
Tú ya sabías que el corazón
que nunca duele, es pura fantasía.
Muérdanse.

[AVISO PARA LOS QUE SE DESNUDAN RÁPIDO
Y BUSCADORES DE OJOS]

Para los que busquen ojos,
ojos azabache que mientan
más que hablen.
Que escuchen y no callen.
Ojos color verde que amen
y desamen.
Que maten y revivan.
Ojos color miel que fueron
y que iban.
Que rompen y que olvidan.
Ojos muy rojizos que besen
y que toquen.
Ojos amarillos que anden
y caminen.
Que corran y que pinten.
Ojos azules que bailen y que huelan.
Que griten y que muerdan.
Ojos de metal que se puedan oxidar,
que canten por cantar.
Ojos ciegos que nunca dejen
de mirar.

Muérdanse.

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