martes, 26 de octubre de 2010

Te faltan motivos y te sobran lunares en esa espalda blanda que un día fue clímax en un nudo de cuatro piernas. Vete, amor. Para venir en tres horas. Para volver a irte en dos.

Recuerdo las vergüenzas antiguas, más bien sus pellejos, que se agarran blasfemando a mis muñecas en sus últimos esfuerzos antes de la inminente expiración.
Y eso que yo sé que la inocencia nunca muere, sólo mata. En el peor de los casos se suicida tirándose al vacío, del ser a no ser, sin pasar por el limbo. Sin pagar el peaje previo al horno, posterior a la comedia. Si me pongo a recrear estabais tú y una tal yo delimitando el infinito mediante orgasmos robados de una dimensión que nunca y repito nunca fue vuestra.
En ese mismo momento a mil kilómetros y a cuatro pasos, habitaciones llenas de vaginas al acecho, preparadas para morder ingles y a veces corazones. Semánticamente es semen , paradójicamente es muerte, intantáneamente es legaña de luz.
¿Qué es lo que siente una niña cuando una lágrima roza sus muslos?
Un saludo a tu prima, que parece que se ha enamorado.

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