miércoles, 7 de octubre de 2009

Carta de dimisión de una cucaracha

Maté de amor a un corazón.
Y lo lamento.
Pero que fácil es ligar
en la puerta de un convento.
Sólo a ratos.
A Ratos y A Ratas.

Pero que fácil es amar
cuando hay milongas de por medio.
Pero no milongas con narices largas,
y con medio pelo.
No.
Milongas verdaderas
con su letra picaresca
y su dama en carne viva.
Con sus besos de tacón
y su boca a la deriva.

Y dímelo tú...
¿cuanto hay de verdad
en una media mentira?

Y que fácil es perder
cuando no hay nada que perder.
Vamos a echarle orégano al café.

Hoy he enamorado a dos almas
hablándoles de cumbres borrascosas
y de poesías celosas.
Y que fácil es bailar
cuando no hay suelo en los zapatos
ni esencias olorosas en la cúspide
de las trampas calurosas.
Sólo te añoro a ratos.
A Ratos y A Ratas.

A Ratos y A Ratas
le hablo a la luna,
disfrazándome torpemente
de mamá ternura.
A Ratos y A Ratas.
Qué locura.

¿Y qué me contestas
si te digo que me he hecho
con el alma una guitarra?
Con acordes inventados.
Inventa tú la melodía,
de los sueños alicatados

A Ratos y A Ratas
me mata que me mate
que te mates sin morirte
sin haberte yo matado.
Y entre morir y matar
aún queda tiempo
para recordar lo ya olvidado.
Para afianzar, amortizar,
para fumar lo ya besado.
Para besar lo ya fumado.

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