lunes, 25 de enero de 2010

Filosofía trasnochadora

Ya no sé lo que es flaqueza,
desazón o impureza.
Ya no sé cuál es tu nombre,
tu portal, o mi aspereza.
No recuerdo mis lujurias,
nuestras noches, tus injurias.
Me olvidé de las esencias,
los cigarros, la abstinencia.
Ya no sé atar más cordones
ni más cabos, ni pasiones.
No recuerdo los delirios,
las grandezas, tus suicidios.
Detractores, discusiones, desatinos.
Dime, ¿hay placer más placentero
que comerse la espuma del café?

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