jueves, 28 de enero de 2010

Teoracta

¿Ves allá a los lejos?
Son nuestras horas, que vuelan.
Juegan entre las goteras del horizonte,
blanqueando sienes de galán
y greñas de somonte.
Se cuelan por las grietas del destino,
amasando masas frescas
y destiñendo el futuro azul marino.

Despacio. Al ritmo asimétrico,
del corazón sintético,
sin pausa sin orden
sin concierto.
Adrede. Locuaces. Discrepo.
Ellas, indiferentes
se corren, se vuelan.
Me callo y asiento.

Mientras el tiempo hace acto de presencia,
caricias en los pies y saliva en las heridas.
A ratos nos consumimos
desabstrayendo bibliotecarias abstraídas
rematando chalecos salvavidas
bailando con sandalias descosidas.

Y sobretodo
para que los segundos
no nos arruguen las pupilas
para no enamorarnos nunca más
ni de brujas ni de sibilas,
para embadurnarnos con chinchón
y que nos huelan siempre a fuego las axilas,
tú rézale al viento,
yo ya rezo a buda.
No sé porqué será,
pero la santa que llevaba mi nombre, era viuda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario