martes, 26 de enero de 2010

Pollo iluminado



La luna no es tan luna, si la miras de reojo
y el mar pierde eficacia cosiendo los despojos.
El cielo es poco cielo, mirado desde arriba.
La ira no es tan mala y la vida es adictiva.
Sólo los suicidas se desenganchan de tal vicio,
con veneno de botella o saltando un precipicio.
A veces tienen mono
y acuden sulfurosos, a llorar a las estrellas.
Ellas les invitan a tequila y a ducados
y les dicen que no existen
ni los desalientos, ni las flores, ni los pasados.
Sólo entonces los suicidas ya suicidados
sonríen, satisfechos
y se atreven a mirar, a la luna de reojo.

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