sábado, 9 de enero de 2010

¿Quién nos curará de la humillación
del amor con aditivos?
¿Quién podrá, sin lastimarse,
devolvernos los estribos?
¿Quién hará que el tedio vuele
como vuelan los dedos ocupados?
¿Quién nos despertará
de los sueños desgastados?
¿Quién nos enseñará la diferencia
entre olvido y devaneo,
entre tos y carraspeo?

Tú solita.

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